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¿Has conversado con sus datos hoy?

No hace mucho (¿recuerdas?), la digitalización era cosa de nerds y becarios sin sueldo. Hoy en día, incluso los administradores de instalaciones hablan durante el almuerzo sobre el uso de la IA para analizar los planos de planta. Eso definitivamente es progreso, ¿cierto?

Sin embargo, cuando se trata de los datos que las empresas manejan cada día, los problemas suenan sospechosamente anticuados: demasiados datos, demasiados formatos, demasiados sistemas… y no hay tiempo. ERP por aquí, Excel por allá, un DMS de hace una década, algo de equipo técnico de construcción, quizá algo de IoT, y en algún lugar de la mezcla una plataforma CDE que nadie sabe usar. Pero oye, al menos es “digital”.

El dashboard de siempre, distinto día

Para sobrevivir el circo de los datos, las empresas están invirtiendo millones en sistemas de inteligencia empresarial, herramientas que prometen convertir el caos en claridad. Pero intenta conectar dos puntos de datos con rápidez. Por ejemplo: “¿Cuáles fueron los costos de los servicios públicos el año pasado en todos los centros que necesitaban renovación?” Y, de pronto, estarás esperando a la próxima capacitación sobre BI o a que su colega Tom no esté demasiado ocupado.

La promesa era diferente: menos infierno de Excel, más información relevante. ¿La realidad? Gastos de licencia, problemas de integración, datos obsoletos. ¿Y lo peor de todo? Muchos sistemas son tan rígidos que reaccionan al cambio como un gato quisquilloso frente a una nueva arena ecológica.

La gran tentación de la nube

No es de extrañar que las miradas se dirijan al cielo, a la nube, que ahora alberga la palabra de moda de la década: Inteligencia Artificial. “AI as a Service”, “Prompt Intelligence”, “Enterprise Copilots”. Suena sofisticado, hasta que te preguntas: ¿a dónde van realmente nuestros datos cuando hablamos con la IA?

Muchas IA funcionan en servidores ubicados en Estados Unidos, China u otros lugares donde la protección de datos es más una molestia que una norma. Introducir información sensible de la empresa en esos sistemas a menudo significa perder el control, sin siquiera darse cuenta. Y no se trata sólo de planificar las vacaciones de los becarios: hablamos de secretos comerciales, condiciones contractuales y presupuestos de construcción.

Charly, el gladiador de los datos

La IA puede ser increíblemente útil, pero sólo si entiende de qué está hablando y conoce el contexto de tus datos, el escenario. Y nosotros, los usuarios, tenemos que saber dónde se procesan esos datos. Lo ideal es que permanezcan con nosotros. En casa. ¿Cuál es la solución?

Construir una IA que no lo suba todo a la nube. Una que se ejecute localmente, respete la privacidad de la información y siga haciendo su trabajo. Que no se haga pasar por un sabelotodo digital, sino que actúe como un colega inteligente: rápido, discreto y sorprendentemente útil.

Ese es Charly, el chatbot. Es el resultado del proyecto de investigación Chat4BI, financiado por el estado alemán de Hesse y desarrollado por speedikon FM AG e Innomatik AG. Esta IA funciona de forma completamente local. No se transfieren datos a terceros ni, por supuesto, a ninguna nube. Tendrá acceso exactamente a los datos que necesita en ese momento, desde planos y facturas hasta datos de energía y sensores IoT. Y sí, Charly también puede limitarlo a la información más actualizada.

El contexto lo es todo

A diferencia de los modelos lingüísticos típicos que a veces se inventan cosa (una forma más educada de decirlo es que “alucinan”), Charly proporciona respuestas fiables, con referencias a las fuentes. ¿Quiere saber por qué Charly dice que los costes de calefacción han subido en los últimos tres meses? Recibirá los informes pertinentes junto con la respuesta.

Charly también entiende los datos gráficos. ¿Lectura de planos? Sin problemas. ¿Interpretar planos? Sin problemas. ¿Descifrar notas manuscritas? Seguro. Charly es como un camaleón capaz de detectar el más mínimo garabato a un kilómetro de distancia: no se le escapa nada.

Una nueva forma de trabajar con datos

En lugar de obligar a los usuarios a hacer clic en cinco sistemas distintos, la información va directamente a quién la necesita: al usuario. Basta con un simple mensaje: “Muéstrame los gastos de calefacción de los últimos tres meses”. Así de simple, los datos se convierten en un recurso, no en una carga. ¿Y las decisiones? Por fin basadas en información sólida, no en la «corazonada de Patrick de TI” (perdón Patricks, ¡están haciendo un gran trabajo!).

¿Por qué esto es importante?

Porque, como sociedad, tenemos que aprender a utilizar la IA no de forma ingenua, sino responsable. Y necesitamos soluciones que reflejen nuestros valores europeos: seguridad, soberanía y derechos individuales.

Así que, adelante, pregúntese:

¿Has conversado con tus datos hoy? …y ¿alguien más estaba leyendo también?

 

Imagen: speedikon FM AG